sábado, 11 de julio de 2009

Silencio


Se rompe cuando lo nombras, se pierde cuando hay sonido y en la escritura lo reflejamos con puntos supensivos...

Es el silencio. En la imagen que he escogido bien se podrían reflejar las dos caras del silencio: cuando agrada o cuando desagrada, cuando hace falta o cuando sobra, cuando ayuda o cuando entorpece, cuando gusta o cuando duele...


Hay muchos tipos de silencio. En algún momento del día, o en muchos, nos acompaña.

El silencio tras parar el despertador y dejarte caer de nuevo en la cama, cuando estás en un examen, cuando acaba de terminar tu canción favorita, cuando miras a alguien sin decir nada, cuando vas en el ascensor y ya has saludado al vecino, cuando estás sólo y ves fotos del pasado, cuando apagas la luz para dormir, cuando te cruzas con esa persona que no es de tu agrado, o cuando te cruzas con esa persona a la que tú no agradas, cuando posas para una foto, cuando preguntas y nadie responde,
cuando estás en la biblioteca, cuando pones la última palabra de una estúpida discusión, cuando abrazas a alguien, cuando esperas escuchar algo que nunca oyes, cuando quieres decir algo pero no puedes, cuando decides callar, cuando se manda callar, cuando no hay nada más que decir, cuando quieres estar en soledad sólo para no escuchar nada, o mejor dicho, para escucharlo a él, al silencio.

Un silencio puede ser corto, largo, o eterno. Puede resultar, (y me reitero) positivo o negativo. Pero, sin duda, todos los silencios, aunque aparentemente sólo sean instantes de vacío, están cargados de significado.

Y me callo.